KANT

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"El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca."

23 mar 2009

Internet

El avispero de Internet
Joaquin Vila
(En El Imparcial el 22 de marzo de 2009)

A estas alturas de la Historia, ya nadie se atrevería a discutir que la extensión de la infinita e invisible red de Internet por todos los recovecos de la Tierra ha supuesto una de las mayores revoluciones de la Humanidad. El mundo ha dado un salto hacia adelante difícil todavía de evaluar. Ya nada es igual.

Contábamos al nacer EL IMPARCIAL que el periodismo, por ejemplo, había ganado la batalla a sus dos grandes contendientes: la censura y el tiempo. La libertad de expresión llega ahora imparable a todos los rincones de la Tierra en directo, al instante, sin barreras. Han caído todos los muros que impedían la libre circulación de la información. Ni las dictaduras más férreas logran acallar el grito de la libertad.

Y, aunque ahora parece imposible que pueda ocurrir, si la red de Internet se agujereara irremisiblemente, el mundo sufriría un auténtico colapso. Pues la entera civilización del siglo XXI se sostiene sobre esos tentáculos cibernéticos. El mundo entero se desarrolla a una velocidad imposible de concebir sin la existencia de la mágica red que todo lo une.

Internet hace que los aviones vuelen con exactitud, que los trenes no descarrilen, que los semáforos parpadeen a tiempo, que nuestras cuentas bancarias estén al céntimo, que este periódico llegue al instante a todos los rincones del mundo, que los avances científicos se multipliquen, que el mundo avance más rápido y mejor.

Pero, como ocurre desde siempre, la libertad sólo tiene un antagonista: la seguridad. Y la red es sistemáticamente perforada por bandas enteras de delincuentes cibernéticos. No se trata sólo de los hackers, que al fin y al cabo, sólo quieren emborronar, ensuciar, torpedear.Se trata de los violadores de la intimidad que se cuelan en nuestro correo para cotillear o para destruir, de los depredadores que ponen la foto de una mujer colgada en cualquier red social en una página web de prostitución, de tantos y tantos casos de delincuentes que aprovechan esa extensa red para llenarla de bombas de relojería.

Hay expertos y hasta empresas especializadas que con la mera dirección de nuestro correo descubren la clave en unos pocos minutos y pueden leer, guardar y hasta fotocopiar nuestros mensajes. Ya se han producido muchos casos en los que se ha llegado a utilizar esa información para chantajes o extorsiones.

Sólo hay dos fórmulas para impedir que el mayor avance de la Humanidad de los últimos tiempos se convierta en un incómodo e inseguro avispero. Hay que desarrollar la seguridad de la red y hay que endurecer los delitos informáticos. Que las claves de los correos, de nuestros ordenadores se conviertan en auténticos candados imposibles de abrir y el que el que se cuele en ellos sea tratado como el delincuente que se cuela en nuestra casa. Y el que utilice la foto de un niño, de una mujer, de un hombre para destruir su imagen sea castigado con todo el peso de la ley.

Que no nos agujereen la red.

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