KANT

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"El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca."

25 abr 2009

El partido de empleados

En busca de unos agentes políticos
Manuel Jimenez de Parga
(ABC, 24.abril, 2009)

El acto político se caracteriza por su capacidad para mover voluntades ajenas. Tal influencia de unos seres humanos sobre otros seres humanos ha de tener una cierta importancia. No todas las acciones que afectan a las conductas ajenas son políticas. El sistema de relaciones interpersonales, así como la mayor o menor presencia de los instrumentos de comunicación, son datos a tener en cuenta. Ahora se moviliza a la gente con medios varios y complejos. La acción de un individuo aislado no es capaz de ser acción política. Sólo los grupos pueden tener un quehacer que incida en el modo de convivir, en la realidad política.

La conclusión de esta presentación del ámbito de lo político es que los partidos son convenientes en este siglo XXI, pues los otros grupos que hacen política -los denominados grupos de presión- defienden intereses particulares, olvidándose o menospreciando el bien común. Los partidos, en suma, son instrumentos fundamentales para la participación política. Pero, ¿qué clase de partidos? Si cumplimos lo que dice la Constitución Española, los partidos han de tener una estructura interna y un funcionamiento democráticos (art. 6).

He aquí la meta a alcanzar. Lo que no resulta fácil. Los temores de burocratización de los partidos expresados por Max Weber (1922), o los anteriores reparos de Ostrogorski (1902) y Michels (1911) a las tendencias oligárquicas, no han desaparecido de nuestro horizonte, sino que han aumentado. En este siglo XXI los partidos se configuran como organizaciones de empleados.
La evolución histórica ha sido rectilínea. Los primeros partidos políticos fueron «partidos de notables», antes de que se estableciese el sufragio universal masculino. Luego se imponen, poco a poco, los «partidos de masas», según el ejemplo de la socialdemocracia alemana. Como tercera especie de partido, tenemos en escena a los «partidos de electores», o partidos «atrapa todo» (catch-all). Y finalmente, como una forma degenerada que se extiende en este siglo XXI, «el partido de empleados», es decir de personas que se afilian a un partido, obtienen su modo de vida en el seno del mismo y carecen de espíritu crítico ante lo que ocurre dentro del partido y fuera de él. Son «empleados» con la disciplina de los servidores en las empresas mercantiles.

Estos «partidos de empleados» no preocupan a ciertos autores que analizan el fenómeno. Es el caso de A. Schifrin que, discrepando de Michels, considera que la burocratización y la oligarquización pueden combatirse eficazmente potenciando la libertad de expresión, la autonomía de las agrupaciones y el cumplimiento de los estatutos que garanticen la democracia interna. Y Stammer, con otra perspectiva, estima que los problemas de la democracia interna de los partidos no tienen su razón de ser en la propia organización, sino que reflejan la tibieza, apatía e inhibición de los militantes y del conjunto de la sociedad. Influye decisivamente en lo que ahora son los partidos políticos la manera nueva de comunicarse los seres humanos y de conseguir la movilización de las voluntades ajenas; en definitiva, el modo de realizar actos políticos.

Antes de 1960 (una fecha simbólica por el cara a cara en TV entre Kennedy y Nixon), la comunicación fué personal y directa. Era la época de los mítines, cuando se consideraba un éxito que acudiesen unos centenares de entusiastas a un teatro o a un local de un cine. Llenar una plaza de toros era la aspiración máxima. En la primera mitad del siglo XX, la radio es el medio de movilizaciones asombrosas. Durante la Guerra Civil española las intervenciones del general Queipo de Llano, en Sevilla, fueron decisivas para lo que ocurrió en Andalucía. Yo que viví de niño aquellos acontecimientos me atrevo a afirmar que sin la radio de Queipo el discurrir de los sucesos en Granada hubiera sido probablemente distinto.

A partir de 1960 comienza la «televización de lo público». No es que la TV sea un nuevo poder, como se decía de la Prensa como cuarto poder, junto al Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. La televisión formaliza el ejercicio de todos los poderes, tanto los políticos como los de otra clase. Los poderes económicos, los culturales o los religiosos, por ejemplo, se potencian considerablemente con su ejercicio por TV. La televización de lo público define una etapa histórica.

Pero tal situación de la segunda mitad del siglo XX ha cambiado y en el siglo XXI nos hallamos en la «sociedad en Red». Los medios de comunicación de masas han abierto nuevas vías para el contacto directo entre los ciudadanos y sus líderes políticos, lo que supone -leemos en Montero y Gunter- que estos últimos ya no precisan de los cauces partidistas tradicionales. La rápida extensión del acceso a Internet ha creado redes masivas y complejas de comunicaciones horizontales directas entre los ciudadanos y ha establecido, al mismo tiempo, bases potenciales para la segmentación de los mensajes que envían los políticos a sectores específicos y especializados de la sociedad. Ante lo que está ocurriendo, en esta Sociedad de la Información -según la calificación de algunos-, se podría llegar a la conclusión de que nos hallamos con un declive de los partidos políticos. Lawson y Merkl participan de esta opinión: «Pudiera ser -escriben- que el partido como institución estuviera desapareciendo gradualmente, siendo reemplazado de forma paulatina por nuevas estructuras políticas más adecuadas a las realidades económicas y tecnológicas de la política del siglo XXI».

Son tres las amenazas más notables: los grupos de interés, operando como grupos de presión, intentan superar la fuerza de los partidos; los movimientos sociales, a veces bajo la forma de una ONG, pretenden una presencia creciente en el panorama de las naciones y en el orden internacional; y los partidarios de la democracia directa aprovechan el momento para sustituir la representación obtenida por los partidos. Sin embargo, debemos anotar una reacción de los partidos y de sus defensores. Aldrich dice que las 3 D (decaimiento, declive, descomposición) deben ser sustituidas por 3 R (reaparición, revitalización, resurgimiento).
Lo cierto es que el panorama se ha complicado con las democracias (a veces frustradas) en países europeos sin tradición democrática.

Con «partidos de empleados» el régimen democrático no funciona. Hay que buscar otros agentes políticos. En España padecemos las deficiencias de una representación desfigurada por una mala ley electoral. Volvemos a decir, una vez más, que los cimientos del edificio, que debían ser sólidos -la voluntad popular formada y manifestada mediante elecciones libres y democráticas- se quebrantan.

21 abr 2009

Ignacio Ruiz Quintano

Pídeselo a Al Gore
Ignacio Ruiz Quintano
(ABC, 21, abril de 2009)

Dostoievsky, el amigo de los humillados, dijo: «Si Dios ha muerto, todo está permitido». Pero vino Lacan, el amigo de los locos, y repuso: «Si Dios ha muerto, todo está prohibido». Ni Lacan ni Dostoievsky contaban con Al Gore, el nuevo Moisés de una religión nueva: el tontismo universal. En Madrid, y contra el hambre, han aparecido unos anuncios que dicen «Pídeselo a Al Gore». Para los menos leídos, diremos que Al Gore es ese gordo que invita a no ducharse para detener al cambio climático. Basta con frotarle un poco la lámpara para que nos conceda todos los deseos. ¿Y qué deseo más nuestro que el apetito? «El hambre es una muerte que se hace la olvidada, se demora», nos decía este domingo Ana Istarú («1960, y felizmente viva») a través del sermón dominical del gran Ricardo Bada, el humanista de Huelva que vive en Alemania. Bien, ¿y dónde está el problema, teniendo a «pídeseloaalgore.org»? Pensemos en el Evangelio: «¿Qué hombre, si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado le dará una serpiente?». Cielos, esa sencillez, esa camaradería casi prosaica, es, según Chesterton, la nota de todas las mentes muy grandes. Pero el Evangelio está obsoleto. Los hijos ya no tienen padres, y si los tuvieran, no les pedirían pan, sino diez euros para un «kebab». Hoy han de pedírselos a Al Gore. El sindicalismo de clase se manifiesta en Madrid contra la crisis (todavía no se sabe su postura ante la gripe), mas en vano, pues, contra la crisis, le piden dinero de bolsillo a Aguirre, que no es Al Gore. Unos aluniceros, en vez de pedirle a Al Gore unas camisetas del Atleti, se las han llevado por la tremenda del estadio Calderón. Y en las Ventas, en la Corrida del 7 -antiguamente llamada Corrida Concurso de Ganaderías-, el público que no era del 7 pedía a la autoridad toros, toros, toros, pero la autoridad era don Trinidad, quien, estando gordo, no es Al Gore, el gordo que nunca le hubiera dado el premio al adolfogato «Comadrón».
AL DÍA

15 abr 2009

Los amigos de la ETA están molestos

Risas
Erasmus
(El Mundo, 15 de abril de 2009)

DENUNCIAN PIRRITX y Porrotx. Payasitos. Sus amiguitos (visitan a etarras en las cárceles), viajan miles de kilómetros, mareos, accidentes, no hay derecho (sic). Mira, Pirritx, aquel Miguel Angel, tú, las manos atadas a la espalda con alambre, tirito nuca, Porrotx. Y el rico aquel, al maletero del coche en un saco, veinte tiritos, Pirritx, sangre y sus excrementos, fíjate, ji, ji, ja, ja, y ya llevamos mil muertitos, Pirritx. Qué mareo: tres clowns. ¿Tres? Ay qué leche, Don Ameche. Ibarretxe.

9 abr 2009

Incineradora

Estrategias

La batalla está en la calle. No en las barricadas, que el calendario marca año 2009, sino en la opinión pública. Solena Group, oficiando más de empresa de relaciones públicas que de cabeza tecnológica, ha dejado caer una montaña de papeles delante del alcalde y, en un alarde de habilidad política, se ha reunido antes con los más duros: socialistas y ecologistas.

Global Plasma sabe que no puede hacer negocio con la población en contra, por eso da la cara y aporta información pura y dura frente a la demagogia. Los tiempos han cambiado, los contrarios a la incineradora han de opponerse con datos e informes solventes. Año 2009.

3 abr 2009

Incineradora

¿A quién quieren engañar con la incineradora?
Rafa Jover
(Información, 3, abril de 2009)

El proyecto de construcción de una incineradora para eliminar residuos procedentes de las industrias de curtidos y calzado en el término municipal de Monóvar empieza ya a oler mal. ¡Y eso que todavía no han empezado a "quemar"! Este proyecto, que por lo que se ve está "avalado" y "respaldado" por importantes intereses económicos y políticos, con sede en el "Cap i Casal" de Valencia y con mucho presunto poder de "intimidación" a los órganos políticos de la Comunidad Valenciana, empieza a mosquear.

En el año 2000, luego en el 2003 y, ahora en el 2009, continúan con la "monserga" de ponerles a los habitantes, no sólo de Monóvar sino también de la comarca, una incineradora delante de sus propias narices, de sus propios pulmones y, en definitiva, delante de todo un pueblo, cuyos representantes políticos han dicho por activa y por pasiva que no quieren esta "chimenea". Eso es, al menos, lo que dicen por estas tierras. Luego, cuando van de visita a Valencia, a las consellerías y demás instituciones públicas no sabemos lo que dirán. Pero es ya raro que aquí se opongan y allí aun estén con el mismo propósito de 2000.

Y cuando uno tiene un ratito para divagar, pensar o mal pensar, se le vienen a la mente muchas preguntas y muchos interrogantes. No sé si alguien con responsabilidad política en Monóvar, en la comarca, en la provincia y, por supuesto, en Valencia, me podría explicar: ¿por qué en Monóvar?

Resulta que la empresa que pretende "plantar" la incineradora en Monóvar tiene su sede en Canals (Valencia). ¿Por qué no la plantan allí?, como localidad especializada en la industria de los curtidos, con grandes empresas e importantes industrias. Porque aquí, en Monóvar y en la comarca, apenas quedan fábricas de calzado que puedan generar residuos.
¿Por qué para obtener energía eléctrica se tienen que "quemar" 120.000 toneladas de residuos al año? ¿Serán "tóxicos"? ¿Qué pinta alguna distribuidora de energía eléctrica de la Comunidad Valenciana en este proyecto? ¿Qué entidad financiera de la Comunidad Valenciana esta sufragando los gastos de esta iniciativa y con qué intereses ocultos esta moviéndose? Y lo más doloroso para un monovero es preguntarse, ¿es verdad que hay un empresario con raíces monoveras detrás de esta iniciativa?

Todos estos interrogantes que me planteo, posiblemente, sean solo el fruto de un mal sueño, es decir, de una pesadilla, que a buen seguro me ha producido el cambio de hora y el cambio de estación. Espero que las flores, las plantas y los árboles continúen con su ciclo natural, que florezcan y se desarrollen en su momento y que no nos venga nadie ofreciendo unos pocos puestos de trabajo a cambio de la salud de miles y miles de personas. De lo contrario la Conselleria de Sanidad tendrá que aumentar su plantilla de profesionales sanitarios del Hospital de Elda para atendernos a todos "¡los posibles afectados!".

2 abr 2009

En el G-20

Zapatero está de gira
M. Martín Ferrand
( ABC, 2 de abril de 2009)

JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero, como buen descreído, tiene una fe inmensa en todo cuanto es efímero y accesorio. Ahora se ha ido a Londres, a la reunión del G-20, con la devoción y la confianza de un paralítico que espera resolver su problema en Lourdes. Antes de partir dejó grabado en vídeo una suerte de testamento político en el que, para empezar, asegura que la crisis ha sido generada por los abusos del sistema financiero. En la retórica socialista la culpa es siempre de otro. Aun así debiera explicarnos el presidente del Gobierno, tras cinco años de mandato -que ahora se cumplen y son el núcleo germinal de la crisis que nos aflige-, ¿cómo es posible que la poderosa y costosísima máquina del Estado haya tardado tanto en detectar esos abusos que señala?

Sólo hay algo que, puestos a despilfarrar en manga ancha, podría justificar la existencia de un Estado intervencionista: la prevención y, en su caso, la rápida enmienda de los excesos de la iniciativa privada; pero, ¿puede hablarse de iniciativa privada al hacerlo de las Cajas de Ahorros? No tienen dueño y están bajo el control del poder político, así que, al menos en una buena parte de la mitad del sistema financiero español -las Cajas bajo control socialista-, los dolosos «abusos» que señala Zapatero son cosa suya, promovida por sus compañeros de partido y no suficientemente vigilada por las personas que él mismo designó para el Banco de España y cuantos mecanismos de control dispone el Estado.

Confía el líder socialista español en que los acuerdos que produzca el G-20 serán «el inicio de la recuperación». Claro que también sospecha que allí nacerá «un nuevo orden internacional». Ya es mayorcito para creer en hadas y, como de costumbre, ignoro si se engaña o nos engaña. La crisis difícilmente la erradicarán quienes la promovieron y fenómenos como los paraísos fiscales, la opacidad del sistema financiero o el abuso de los pequeños accionistas de las compañías de cotización bursátil no son una patología del sistema, sino el estado sólido al que ha conducido un largo proceso de deterioro basado en el sueño progresista. Quizá por eso, y para desmentirse, cuando Zapatero se deje ver en el G-20, tras hacerle gestos a Barack Obama en las sesiones de la OTAN, se irá a Estambul. Lo que le tira es la Alianza de Civilizaciones y, generalizando, la marginalidad y el tercer mundo. De izquierdas de toda la vida.