¡Carnaval, carnaval!
El pueblo llano, ahora ciudadanía, desfilará de la plaza del Cristo a la de la Sala. El mundo paralelo -políticos, jueces, gobierno, medios- se pasea por el campo, por las moquetas y por los periódicos. Los romanos, más listos, ofrecían "pan y circo"; el mundo paralelo, más codicioso, sólo circo, y mucho, que el pan escasea.
Les permitimos, conscientemente, que nos engañen; admitimos, generosamente, que se equivoque. Pero cuando el engaño y el error se torna burla pasamos del rojo al amarillo, de la vergüenza ajena a la indignación. Y un pueblo furioso no está para fiestas. Será otro año.
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